29 ago 2008

NUESTRO LLAMADO A LA SANTIDAD

En este mundo anti valórico en que hemos nacido o desarrollado, ya casi nada nos sorprende, tal parece como si estuviéramos viendo una película en vez de nuestra propia vida y/o los sucesos que a diario observamos en las noticias y a nuestro alrededor. Es tanto el bombardeo de información de todo tipo que nos estamos haciendo inmunes a la capacidad de asombro.

Cuando escuchamos hablar de una persona santa, se nos imagina uno de esos mártires que fueron despellejados vivos, quemados o como mínimo comido por los leones. Quizá podríamos incluir en el lote a algunas de esas viejitas que a diario asisten a misa, según algunos, por que no tendrán nada más que hacer a esa hora, y ahí le dan un tiempito al señor antes de almuerzo… total… rezar un poquito no le hace mal a nadie ¿no?. También podríamos incluir en el lote aquellas personas que tuvieron la mala suerte de casarse con un agnóstico que les ha hecho la vida imposible y que con mucho esfuerzo han logrado inculcar la fe en sus hijos, pero son personas muy sufridas…. hay varones en el mismo caso…pero en general son menos. Detrás de las ancianas en general hay una gran familia, (porque recordemos que las que son verdaderamente viejitas no conocieron los anticonceptivos), así es que la mayoría tiene una descendencia más o menos importante, y por lo tanto muchos por quienes rezar… Pero la santidad va más allá de ser un mártir de la fe o una persona piadosa, es aquella persona que vive los valores de su fe en su hogar, en su trabajo, y en todo lugar es conocido y reconocido por ser consecuente con ellos.

La santidad es como una piedra caida en un estanque de aguas tranquilas, por pequeña que ésta sea las ondas formadas a su alrededor se van haciendo cada vez más grandes a medida que se acercan a la orilla (Dios)… Cada uno de nosotros es una piedrecita que debe aspirar a llegar con La Palabra y el ejemplo lo más cerca posible del centro del estanque, para así trascender… aún después de haber desaparecido en el fondo (la humildad, el anonimato). No importa cuan turbia sea el agua, con suavidad, igual las ondas llegan a la orilla.

La familia es la fuente de la cual el ser humano aprende todo, si esta es sana, sus valores serán más firmes y será más difícil ir en contra de éstos, pues sería como ir en contra de sí mismo, pues quien vive en el seno de una familia sana, aprende a amarse a sí mismo y así también aprende que los valores son tan parte de sí como su propia vida. Y así los defenderá si se le dan las herramientas para ello a través del amor y el ejemplo de sus padres.

Como ejemplo de santidad en los tiempos modernos tenemos a Sor Teresa de Calcuta, una figura pequeñita, casi insignificante, pero que sin embargo, con su modelo de vida, logró transformar muchos corazones. Ella no cambió mucho la realidad de los pobres a los que asistía, pero si logró que todo el orbe tomara conciencia de la existencia de éstos… eso es trascender… con su mirada iluminaba los que veía a su paso… era como si derramara Luz a su alrededor…

La vida se hace más fácil cuando aprendemos a abandonarnos a la voluntad de Dios, lo que no significa ser pasivo, por el contrario, sino tomar las cosas tristes con sana alegría y hasta con humor, pues sólo siendo felices conoceremos realmente a Dios, pues él nos ama y nos quiere felices, para que podamos reconocer su presencia en todos los instantes de nuestra vida.

Alguna vez escuché a alguien decir que Santa Teresita de Los Andes no tenía ninguna gracia…que no había hecho nada especial… que ni comparada con el entonces Padre Hurtado (hoy Santo también) que había dejado una gran obra tras de sí… En cierto modo tenía razón, ella no dejó nada físico tras de sí , pero sí un legado espiritual y sus escritos, pero sobre todo vivió su vida consecuente con sus valores. En ella sí se cumple lo que todavía se graba a fuego en el colegio donde ella estudió eso de que “Ser cristiano no es hacer cosas extraordinarias, sino hacer extraordinariamente bien las cosas ordinarias”…
Ésa fue su vida, simple, para demostrar que no necesitamos ser famosos para ser santos, ¿Qué importan las glorias de la tierra si podemos acceder a las del cielo?

El más importante mérito de Santa Teresita de Los Andes es precisamente no haber hecho nada famoso… es el modelo de la santidad cotidiana, …tenemos acceso a ella si queremos seguir la voluntad de Dios sea cual sea ésta…aquella santidad a la que todos y cada uno está llamado... a vivir santamente cada día, allí donde nos encontremos, tratando de darnos cuenta de la asistencia constante de Dios en nuestras vidas, reconociendo su presencia y ofreciendo los sinsabores, para poder caminar por esta vida hacia esa trascendencia que ilumina a aquellos corazones apagados que día a día Dios se encarga de ponernos en nuestros caminos, para que recojan algo de esa luz que nos ha sido regalada, generalmente sin merecerlo, y no sin dolor…

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