7 sept 2008

EL CAMAROTE

Cuando nació nuestro tercer hijo, hubo que desocupar la habitación que habitualmente ocupaban las niñitas, las instalé en la habitación que yo usaba tradicionalmente como escritorio. En ella puse un camarote por que su distribución no deja espacio para circular si se utilizan dos camas. Nunca me han gustado los camarotes pero es la única alternativa que tuvimos dado el espacio del que disponíamos. Inclusive tuve que eliminar un closet para poder hacerlo.

Naturalmente, fue nuestra hija mayor, Dominique, a quien se le asignó la cama de arriba, porque Marie Anne era muy pequeña además de muy inquieta. Vivía teniendo accidentes caseros y siempre está con las piernas llenas de moretones... Por otro lado, Marie Anne sólo tenía dos años y medio, lo suficientemente chica como para prohibirle desde un principio subirse siquiera a la cama de su hermana.

Cuando yo había regresado hacía pocos días de la clínica con José Marcel, nuestro nuevo retoño, sentimos de pronto un golpe seco que provenía del cuarto de las niñitas...al ir a ver me asusté con el cuadro que vi... Marie Anne comenzaba a llorar en el suelo y se encontraba con los brazos enganchados en la baranda de protección de la cama superior del camarote... es decir...aterrizó con la cabeza, estaba consciente y lloraba angustiada... me llamó la atención que, mientras la consolaba, ante mis ojos comenzó a ponérsele negro el ojo con una rapidez que me angustió. Dejé a la nana a cargo y envolví a la niña en un chal y salí a la calle dispuesta a parar el primer auto que pasara por la calle... como Dios no se distrae... Marcel, mi marido, venía en ese momento llegando de la oficina, así es que parti-mos a Urgencia de la Clínica Alemana con la niña.

Allá se dieron cuenta que había fractura craneana, por lo que el neurólogo quiso dejarla internada en la UCI (unidad de cuidado intensivo), para observarla puesto que la fractura estaba ubicada en el hueso frontal sobre la cuenca del ojo, y podía tener consecuencias impredecibles... así es que la dejamos.
Casi se nos partió el corazón con Marcel cuando la dejamos en brazos de una enfermera y se la llevó... los gritos de angustia es lo que más recuerdo... ella sintió que la dejábamos solita...fue un momento muy amargo para Marcel y para mí. Estuvo allí 3 días, durante los cuales le tomaron todo tipo de exámenes, entre ellos un Scanner que revela claramente la fractura del hueso frontal sobre la órbita izquierda. La niña ni siquiera pre-sentó signos de T.E.C. (traumatismo encéfalo-craneano), así es que al tercer día no se justificaba tenerla internada y menos en la UCI, así es que le dieron el alta.

Habitualmente nosotros aseguramos a los niños en la clínica alemana a través del seguro escolar, pero ése año, quizá por estar a punto de tener a José Marcel, se nos olvidó. El caso es que yo estaba convencida de que la niña tenía seguro y después comprobamos que no era así, por lo que nos salió bastante caro los tres días de estadía de la gorda sumado al scanner y otros exámenes. Lo que ahora considero positivo, pues tengo en mi poder todos esos documentos que acreditan lo que estoy contando y que al presentárselo a cualquier neurólogo competente podrá decir que lo mínimo esperado con semejante fractura craneal es tener algún síntoma de TEC, cosa que nuestra hija jamás presentó, sólo se le puso el ojo negro y se le hinchó muchísimo los primeros dos días y le duró aproximadamente tres semanas el ojo en tinta.

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